viernes, 17 de abril de 2009

Ayúdame a ayudarte...

Cuantas veces te vi aparecer con tus hijos camino del cole y me quedaba extrañada, porque unos días venías radiante de felicidad y otros apenas levantabas la mirada y casi no decías hola, ni buenos días, como si éstos costaran dinero.
Nos empezamos a conocer algo mas en el gimnasio, haciendo step...tú te reías por mi falta de seguridad en los movimientos y mi descoordinación, yo te veía a ti genial, casi perfecta, pero a pesar de eso tú siempre pensabas que faltaba algo más, algo más que mejorar, algo menos de caderas, algún estiramiento mas perfecto...nada te parecía suficiente, tus listones rascaban el cielo.

Un dia te vi llegar al cole, casi no mirabas, noté tus ojos hinchados, rojos,brillantes...te pregunté que te pasaba, sin ánimo de ser indiscreta, solo preocupada, me caías bien, me caiste bien desde el principio y siempre he pensado que la vida nos pone en el camino de otras personas o a esas personas en el nuestro, por algún motivo, que aunque lo desconozcamos, está ahí. Ese día me dijiste con voz de disimulada tristeza, que estabas muy mal con la alergia, que se te hinchaban los ojos...Te hablé entonces de los antihistamínicos, me diste las gracias por la recomendación y seguiste rápido con un "Discúlpame, tengo mucha prisa".

Recuerdo un cumpleaños, al que habían invitado a tus hijos y a los mios, en un parque, el de siempre...nos sentamos juntas y ese día tenías ganas de hablar, noté en tus palabras tal tristeza, que se me encogió el alma, me di cuenta de que no te quedaba espacio para mas culpas, todo eran agobios, creías que todo lo hacías mal y nada de lo que te dijera te iba a hacer modificar el bajo concepto que tenías de ti misma...Amiga, te había tocado a ti, tenías en casa a quien sin mostrar cansancio alguno, tenia fuerzas todos los días para reponer tu saco de culpas, para dejarte claro, dia a dia y sin bajar la guardia, lo poca cosa que eras, lo fea, lo gorda, lo inútil, lo torpe, lo mala madre, lo desequílibrada y hasta lo zorra que eras.

Y tú te lo creías todo, incluso le encontrabas justificación y hasta lo disculpabas, tu misma , le dabas la vuelta a la tortilla, salvo en los momentos de desesperación e impotencia extremas, en esos...te venías abajo del todo, porque habías tocado fondo, porque la dignidad se había escapado de tus manos como si nisiquiera fueras digna de tener "dignidad". Ahí intentaba tirar de ti en un empeño en bano por sacarte de ese hoyo del que tu misma no eras consciente...Te estabas dejando machacar, no sabías todo lo PERSONA que en realidad eras y que te merecías de la vida lo mejor...no sabías nada de eso, si no que por el contrario, volvías todos los días a casa encogida, culpable, sintiendote, creyendote poca cosa, rastrera, irresponsable con tu casa, si habías tardado algo mas, con tus hijos, con tu trabajo...

Recuerdo cuando fuimos a la comunión de tu hijo mayor, entendí algunas cosas...vi como él o ÉL, era el rey del mambo, para tu familia...todos sentían admiración por el perfecto hijo político, tan inteligente, triunfador en su trabajo, tan simpático, con tanto don de gentes, y tú...amiga, no tenías otra, solo podías seguir ese juego, porque...quien te iba a creer, si ni tu misma lo hacías.

Una de las veces que tu hijo se quedó a comer en casa, se despistó y comenzó a contar que os habiais peleado, que tu llorabas casi sin poder respirar y que él te gritaba y te insultaba y te decía que no habias cumplido con las obligaciones con tus hijos, que te había dicho que te fueras, que de hecho tu hijo vió como su padre forcejeaba contigo para echarte de casa , diciendote a gritos que eras una puta y que no verías mas a tus hijos. Esa tarde te invité a café en casa para hablar contigo, te pillé en plena fase de desespero y fuiste capaz de confesarme que habías sentido miedo, vergüenza ante tus hijos, dolor...porque la persona con la que mas ilusiones habías construido, te estaba destrozando el alma sin remordimiento alguno, solo para sentirse mejor o ni eso.

A los pocos días, ya no eras la misma, habías vuelto a desempeñar el papel de quien no siente ni padece, vuelta a disculpar la actitud de él a costa de culparte a ti misma. Habias vuelto a subirlo a los altares ante los ojos de todos, menos los mios...


¡Que impotencia tan grande, amiga...esa que se siente cuando ves que no puedes hacer nada por alguien que sufre, teniendo remedio para no hacerlo, aunque cueste, aunque haya que romper con todo! ¿Cómo hago para que te des cuenta de que esto no es sano para ti, ni para tus hijos...? ¿Cómo consigo que veas la luz más allá de ese hoyo en el que estas?

A veces me dan ganas de salir corriendo y pensar que el problema no es mio y no lo puedo resolver...porque duele no poder hacer nada...otras, pienso en cogerte de la mano y correr, correr lejos, tomar la distancia suficiente para que puedas ver que no te mereces eso, no mereces castigos, mereces que te quieran, que te respeten, que compartan alegrías contigo y penas, que dibujen sonrisas en tu cara, que los besos no sean una obligación cuando otro tiene ganas...mereces ser tú, porque eres lo que tú quieras ser, no lo que él quiera que seas.

1 comentario:

  1. Preciosa entrada, y es la triste realidad, no sé si es verídico en tu día a día, o tan solo quisiste plasmar a forma de cuento - historia esta problemática, lo que sí te digo que SI has hecho mucho con ella, y es dejarla hablar, darla esa confianza para que lo cuente. Para una mujer maltratada eso es muchísimo más de lo que parece a simple vista y es el primer paso, reconocer que la maltrata aunque lo justifique, esa es la única defensa que conoce tras largos maltratos.
    Es dificil lo que voy a pedirte, lo sé, y eso sólo dependerá de tí, pero tienes que terminarla de quitar la venda de los ojos y que DENUNCIE, que lo haga lo antes posible, ese es el segundo paso, y el más importante, que no tenga miedo a hacerlo, tendrá un equipo de apoyo que sabrá ayudarla.

    La deseo la mejor suerte del mundo y todo mi apoyo si hiciera falta.

    Basileia

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